Necochea y Quequén forman un tándem inseparable en la costa bonaerense. Divididas por el río Quequén Grande, estas ciudades guardan un equilibrio único: Necochea vibra con su costanera, sus playas extensas y su ritmo urbano, mientras que Quequén se reserva para los viajeros que buscan un entorno más agreste, íntimo y conectado con la naturaleza.

En este rincón del sudeste de la provincia, la combinación de médanos móviles, balnearios familiares y el imponente mar Atlántico ofrece un abanico de experiencias para todos los gustos.

Los toboganes de arena: adrenalina en estado puro

Uno de los atractivos más originales de Quequén son los famosos toboganes naturales de arena. Se trata de médanos gigantes que, por su altura y pendiente, invitan a deslizarse con tablas o simplemente a correr cuesta abajo dejando que la gravedad haga el resto. La sensación de adrenalina y libertad es única, y para muchos se ha convertido en un ritual cada verano.
Familias enteras se reúnen allí para ver cómo los chicos desafían las laderas, y hasta se organizan encuentros informales entre quienes buscan la bajada más rápida.

Lo interesante es que estos médanos cambian año a año con la acción del viento y del mar, lo que les da un carácter vivo y siempre distinto. Para los amantes de la fotografía, la escena es irresistible: la arena dorada contrastando con el cielo azul y el océano de fondo.

La escollera sur: un balcón al Atlántico

Otro de los sitios imperdibles es la escollera sur, una obra portuaria que se adentra en el mar ofreciendo una caminata de más de 600 metros. Desde allí, las panorámicas son incomparables: hacia un lado, el perfil urbano de Necochea; hacia el otro, la bravura infinita del océano. Al caer la tarde, muchos se acercan con sus equipos de mate para disfrutar de la puesta de sol, mientras pescadores locales lanzan sus cañas en busca de corvinas o pejerreyes.

La escollera también es un lugar cargado de energía en días de marejada, cuando las olas rompen contra las piedras y levantan cortinas de espuma que fascinan a los visitantes. No es raro ver surfistas aprovechar la zona cercana, donde las rompientes ofrecen olas largas y desafiantes.

Playas extensas y un verano vibrante

Las playas de Necochea son famosas por su amplitud: incluso en temporada alta, siempre hay espacio suficiente para disfrutar sin sensación de aglomeración.

La arena fina y el oleaje constante hacen de este balneario un clásico para las vacaciones familiares. Balnearios equipados conviven con sectores más agrestes, ideales para quienes prefieren llevar su propia sombrilla y pasar el día con la naturaleza como única compañía.

La costanera de Necochea concentra la vida social veraniega, con bares, restaurantes, ferias artesanales y actividades culturales. Por las noches, los paseos iluminados invitan a caminar frente al mar o detenerse a escuchar algún espectáculo callejero.

Naturaleza y deportes al aire libre

Más allá de sus playas, la región ofrece un entorno perfecto para el turismo activo.

El Parque Miguel Lillo, con su frondosa arboleda de pinos y eucaliptos, brinda senderos para caminatas, cabalgatas y paseos en bicicleta. Para quienes disfrutan del agua, los deportes náuticos son protagonistas: surf, kayak en el río Quequén Grande, kitesurf y pesca embarcada son algunas de las opciones más elegidas.

Los médanos, además de los toboganes, son un terreno perfecto para las travesías en cuatriciclo o 4x4, con circuitos que combinan aventura y contacto con el paisaje costero.

Gastronomía con sabor a mar

La tradición portuaria de la zona se refleja en su gastronomía. Los restaurantes y parrillas cercanos al puerto ofrecen pescados y mariscos fresquísimos, que llegan a la mesa prácticamente directo de las lanchas. La merluza, el pejerrey y las rabas son clásicos de la carta, pero también destacan las paellas y los guisos marineros.

La vida cultural de Necochea y Quequén se completa con festivales gastronómicos, ferias y eventos durante el verano, donde la música y la danza acompañan a los sabores de la costa.

Cómo llegar a Necochea y Quequén

El acceso principal es por la Ruta Provincial 86, que conecta Necochea con la Ruta Nacional 3 a la altura de Benito Juárez. Desde Buenos Aires, el trayecto en auto demora alrededor de seis horas, combinando autopistas y rutas provinciales.

Para quienes prefieren el transporte público, hay servicios regulares de ómnibus de larga distancia desde la terminal de Retiro y otras ciudades importantes de la provincia. También se puede llegar en avión: el Aeropuerto Necochea, ubicado a pocos kilómetros del centro, recibe vuelos desde aeroparques nacionales, aunque con menor frecuencia.

Ya en destino, moverse entre Necochea y Quequén es muy sencillo, cruzando el puente que une ambas orillas del río Quequén Grande.

Necochea – Quequén: un equilibrio perfecto

Este rincón bonaerense logra una síntesis encantadora: playas amplias y urbanas en Necochea, rincones agrestes y adrenalina en los médanos de Quequén, y una escollera que funciona como balcón privilegiado al Atlántico. La combinación de naturaleza, tradición portuaria y propuestas culturales convierte a estas ciudades en un destino ideal para escapadas o vacaciones más largas.

Quienes las visitan descubren que no se trata solo de “ir a la playa”, sino de vivir experiencias: deslizarse por la arena, caminar sobre el mar, compartir un atardecer en familia o probar un plato recién salido de las redes de los pescadores. Necochea y Quequén son, en definitiva, una invitación a sentir el pulso del océano en la provincia de Buenos Aires.

Ver también información de Provincia de Buenos Aires y Buenos Aires.

Publicado el 17/11/2025.

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