Fue fundada en el año 1872 por la fusión de dos pequeñas villas, San Justo y San Javier.
La ciudad se desarrolló rápidamente gracias a su ubicación privilegiada cerca de los ríos Salado y Colastiné, que permitían la navegación y el transporte de mercancías.
Durante la década de 1880, San Justo se convirtió en un importante centro comercial y de servicios en la región, atrayendo a muchos inmigrantes europeos que se establecieron en la ciudad.
Durante el siglo XX, la ciudad continuó su crecimiento y desarrollo, con la llegada de nuevas industrias y la expansión de su infraestructura urbana.
En la actualidad, San Justo es una ciudad moderna y vibrante, que mantiene su rica historia y patrimonio cultural.