Cafayate, con sus raíces históricas profundas, se remonta a la época precolombina, cuando la región estaba habitada por poblaciones indígenas como los diaguitas. Sin embargo, su historia más formal comienza con la colonización española en el siglo XVII.
Fundada en 1840, la ciudad experimentó un desarrollo significativo gracias a la actividad agrícola y vitivinícola.
Durante el siglo XIX, Cafayate se convirtió en un importante centro de producción de vino, destacándose por la calidad de sus uvas Torrontés. Esta tradición vinícola ha perdurado hasta hoy, consolidando la reputación de Cafayate como una región vitivinícola de renombre en Argentina.
A lo largo de los años, Cafayate ha enfrentado desafíos económicos y ha vivido momentos históricos, pero su identidad se ha forjado a través de la perseverancia de sus habitantes y la riqueza de su patrimonio cultural.
La arquitectura colonial, las tradiciones folklóricas y la belleza natural de la región contribuyen a la rica historia que define a Cafayate como un destino único en el noroeste argentino.